Un regalo inesperado
Eölyn observaba a su padre con una mezcla de
emoción y tristeza. La pequeña niña que él recordaba se había convertido en una
hermosa mujer, heredando la belleza y la inteligencia de su madre. Su largo
cabello rubio enmarcaba un rostro angelical, adornado por sus ojos azules como
el mar. Su figura esbelta y elegante irradiaba una fuerza interior que
contrastaba con su juventud.
La despedida
Con voz temblorosa, Eölyn se despidió de su
padre: "Bueno padre, ya tengo todo lo necesario para el viaje". Su
padre, con el corazón henchido de orgullo y nostalgia, le respondió:
"Supongo que sí. Antes de que te marches, quiero darte un recuerdo".
De su bolsillo, sacó una pequeña figura que
representaba a una mujer. Estaba hecha de un material desconocido, con una luz
verde tenue emanando de su centro. La figura colgaba de un collar de aspecto
peculiar.
"Está hecho del meteorito que cayó el día de
tu nacimiento", le explicó su padre. "Para que recuerdes ese día y me
recuerdes a mí".
Eölyn tomó el collar con reverencia. "No me
hace falta ninguna cosa para recordarte", dijo con lágrimas en los ojos.
"Siempre lo haré, y haré que estés muy orgullosa de mí".
Se acercó a su padre y lo abrazó con fuerza. Un
beso en la mejilla y un último adiós susurrado al viento, y Eölyn se alejó por
el camino hacia su destino. Un leve susurro la acompañó: "Ya lo estoy hija
mía, ya lo estoy".
Un viaje mágico
Cuando se alejó lo suficiente, Eölyn tomó el
amuleto en su mano, concentró su energía y una aura dorada la envolvió. En un
instante, desapareció.
Como en otras ocasiones, la sensación de náuseas
la invadió. Viajar grandes distancias de un solo salto no era recomendable con
el estómago lleno, y menos aún sin ropa de recambio. Eölyn se reprendió por su
imprudencia, pero también se sintió orgullosa de su osadía. Era esa búsqueda
constante de los límites lo que la había llevado tan lejos en su aprendizaje
mágico.
Un nuevo comienzo
Eölyn aterrizó en un lugar desconocido, rodeada
de un bosque frondoso y un silencio sepulcral. Un cosquilleo de emoción
recorrió su cuerpo. La Torre de los Grandes Magos la esperaba, llena de
misterios y desafíos que pondrían a prueba su talento y su determinación.
Con paso firme y decidido, Eölyn se adentró en el
bosque, lista para enfrentar su destino y descubrir el verdadero potencial que
albergaba en su interior. La aventura apenas comenzaba.
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