Ignitius, la
Chispa Ígnea, nació en medio de los rugientes volcanes de la Cordillera del
Fuego Ardiente, donde la lava fluye como un río de fuego y las montañas
resplandecen con un fulgor abrasador. Su origen está intrínsecamente vinculado
al fuego primordial que arde en el corazón de Beldar. La leyenda cuenta que su
nacimiento fue anunciado por una erupción monumental que iluminó los cielos
nocturnos durante días.
Desde sus
primeros días, Ignitius se destacó por sus escamas resplandecientes que emulan
las llamas danzantes. A medida que crecía, su aliento se volvía más ardiente, y
las corrientes de fuego que expulsaba se consideraban una bendición divina. Los
elfos oscuros veneran a Ignitius como un símbolo de la fuerza imparable y la
destrucción controlada.
Ignitius se
convirtió en el Señor de las Llamas, controlando las fuerzas ígneas con una
maestría sin igual. Su presencia en la Cordillera del Fuego Ardiente es
considerada tanto una bendición como una advertencia. Los elfos oscuros
realizan rituales y ceremonias cerca de los volcanes activos para honrar a
Ignitius, esperando mantener su favor y evitar su ira.
La guarida de
Ignitius se encuentra en las profundidades de un volcán activo, donde las
llamas eternas resplandecen y el calor es tan intenso que pocos se atreven a
aventurarse. Los elfos oscuros creen que aquellos que son dignos pueden buscar
la audiencia de Ignitius en su santuario ígneo, donde el fuego y la magia se
entrelazan en una danza eterna.
Las historias
sobre Ignitius se transmiten de generación en generación entre los elfos
oscuros, destacando su papel tanto como fuente de destrucción como de
renacimiento. Su leyenda se ha entrelazado con la mitología de Beldar, siendo
venerado como un ser divino cuya llama eterna arde en el corazón de la tierra.
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