Eldrin, el Cazador de Sombras
En el mundo de
Beldar, donde las sombras y la luz siempre han librado una batalla eterna,
nació Eldrin, un ser destinado a marcar el curso de la historia. Desde las
profundidades de los bosques embrujados hasta los salones de reyes y las
mazmorras de nigromantes, su vida fue una historia de lucha, sacrificio y
esperanza.
El Legado de
los Cazadores de Brujas
Eldrin provenía de
un linaje antiguo, los Cazadores de Sombras, también conocidos como cazadores
de brujas. Este grupo había jurado proteger Beldar de las fuerzas oscuras que
amenazaban con devorar su luz. Desde joven, Eldrin fue instruido por su abuelo,
Tharion, un cazador veterano que había perdido un brazo enfrentando a un
demonio en su juventud. Tharion le enseñó a leer los signos del mal, a
distinguir los rastros de magia oscura en el aire y a combatir con una maestría
que pocos podían igualar.
La aldea donde
Eldrin creció estaba enclavada en el corazón del Bosque de Ilseryn, un lugar
donde la naturaleza y la magia convivían en un equilibrio frágil. Desde
temprana edad, Eldrin mostró una sensibilidad inusual hacia la magia oscura;
podía sentir su presencia como un escalofrío en la piel o un susurro
inquietante en su mente. Este don, aunque único, también era una carga, pues lo
conectaba constantemente con las tinieblas que acechaban más allá de las
fronteras visibles.
La Aparición
del Demonio de Sangre
La leyenda de
Eldrin comenzó cuando apenas tenía diecisiete años. Una noche, la aldea de
Ilseryn fue atacada por una criatura conocida como el Demonio de Sangre, una
entidad que se alimentaba del miedo y la desesperación. Los cazadores veteranos
intentaron enfrentarlo, pero sus armas no lograban atravesar la piel endurecida
de la bestia. Eldrin, armado solo con la espada de su abuelo y su ingenio,
logró atraer al demonio a un claro donde la luz de la luna era más fuerte.
Usando una trampa improvisada y su conocimiento del terreno, debilitó a la
criatura y finalmente le dio el golpe mortal.
Este acto de
valentía marcó el inicio de su leyenda. La noticia de su hazaña se extendió
rápidamente, y muchos comenzaron a llamarlo “El Cazador de Sombras”. Pero
Eldrin sabía que este era solo el principio; algo mucho más oscuro se
avecinaba.
La Oscuridad de
Maleficus
En lo más profundo
de las Montañas de Umbrarith, una antigua amenaza despertó: Maleficus, un
nigromante de incalculable poder. Hace siglos, había sido sellado por los
primeros cazadores de sombras, pero el paso del tiempo había debilitado las
barreras que contenían su maldad. Ahora libre, Maleficus reunió un ejército de
criaturas demoníacas y juró traer la oscuridad eterna a Beldar.
Las primeras
señales de su regreso fueron las desapariciones de aldeas enteras, cuyas
tierras se convertían en páramos desolados. Luego, llegaron las visiones: los
sabios y oráculos del reino comenzaron a soñar con un trono de huesos, una
figura encapuchada y un fuego negro que consumía todo a su paso.
Eldrin, al recibir
la noticia, reunió a un grupo de cazadores y se propuso detener al nigromante.
Sus viajes los llevaron a enfrentarse a horrores inimaginables: hombres lobo
enloquecidos, espectros incorpóreos y árboles vivientes que exudaban veneno. Pero
cada batalla los debilitaba, y la influencia de Maleficus creció más
rápidamente de lo que Eldrin había anticipado.
La Profecía del
Guardián de la Luz
En un templo
olvidado dedicado a Lúmeris, la diosa de la luz, Eldrin encontró una antigua
profecía. Decía que solo un descendiente directo de los primeros cazadores,
nacido bajo la luz de una luna llena bañada en sangre, podría enfrentarse a
Maleficus y sellarlo para siempre. Eldrin se dio cuenta de que esa descripción
coincidía con su propio nacimiento. El peso de esta revelación cayó sobre él
como una losa. Sabía que, si fallaba, no solo su vida estaría en peligro, sino
la de todo Beldar.
El Viaje al
Reino de las Sombras
La batalla final
contra Maleficus requería que Eldrin viajara al Reino de las Sombras, un lugar
donde las leyes del mundo mortal no se aplicaban. Para llegar allí, Eldrin
necesitó un artefacto conocido como el "Espejo de Lágrimas", guardado
por un dragón anciano llamado Vaeltharion. La confrontación con Vaeltharion fue
tanto física como mental. Eldrin demostró su valía al resistir las tentaciones
del dragón y derrotarlo en combate, aunque no sin pagar un alto precio: perdió
a dos de sus compañeros en el proceso.
Con el Espejo de
Lágrimas, Eldrin entró al Reino de las Sombras, un lugar donde el cielo era de
un rojo oscuro y el suelo estaba formado por cráneos y huesos. Cada paso era
una lucha contra las ilusiones creadas por Maleficus. En un momento, Eldrin fue
confrontado por visiones de su familia acusándolo de abandonarlos. Pero con un
corazón firme, logró superar estas pruebas.
La Batalla
Final
La fortaleza de
Maleficus era un coloso de obsidiana y fuego negro. Al entrar, Eldrin se
enfrentó a una última prueba: un doppelgänger que tomó su forma y replicó todos
sus movimientos y pensamientos. Solo al aceptar sus propios miedos y
debilidades, Eldrin logró vencer a su copia y llegar al trono de huesos donde
lo esperaba el nigromante.
La batalla entre
Eldrin y Maleficus fue una danza mortal de espadas y magia. Los hechizos del
nigromante desgarraban el aire, mientras que Eldrin esquivaba y contraatacaba
con la velocidad de un rayo. En un momento de debilidad, Maleficus logró lanzar
un hechizo que atravesó el hombro de Eldrin, dejándolo gravemente herido. Pero
Eldrin, recordando las enseñanzas de su abuelo, canalizó todas sus fuerzas en
un último golpe.
Con la espada
ancestral de su linaje, Eldrin atravesó el corazón de Maleficus, destruyéndolo
para siempre. El cuerpo del nigromante se desmoronó en cenizas, y el Reino de
las Sombras comenzó a colapsar. Eldrin, con sus últimas fuerzas, utilizó el
Espejo de Lágrimas para regresar al mundo mortal antes de que todo se
desvaneciera.
El Retorno y el
Legado
Eldrin regresó a
Beldar como un héroe, pero también como un hombre cambiado. Había visto las
profundidades de la oscuridad y había sacrificado mucho por su victoria.
Rechazó los honores y títulos ofrecidos por los reyes, eligiendo en su lugar
entrenar a una nueva generación de cazadores de sombras. Fundó la Orden de la
Luz y la Sombra, que se dedicó a mantener el equilibrio entre las fuerzas del
bien y el mal.
La leyenda de
Eldrin, el Cazador de Sombras, se contó durante generaciones. Su historia no
solo fue un recordatorio del poder del valor y la esperanza, sino también de la
importancia de enfrentarse a las propias sombras para proteger aquello que se
ama. Y aunque Eldrin desapareció de los registros históricos, algunos dicen que
aún vaga por los bosques de Beldar, protegiendo al mundo de la oscuridad que
nunca desaparece del todo.
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