Dragones menores de Beldar: Terrakoth, el Cachorro de la Tierra.

 Terrakoth, el Cachorro de la Tierra



Terrakoth, el Cachorro de la Tierra, nace en las profundidades de las cavernas que serpentean bajo las vastas llanuras de Thal'dor. Su origen está entrelazado con la esencia misma de la tierra viva que respira en los bosques y campos. La leyenda cuenta que cuando los grandes dragones se unieron para proteger Beldar, la tierra respondió al llamado, dando forma a Terrakoth y a sus hermanos menores.

Terrakoth emerge de su huevo con escamas de tonos terrosos, reflejando la riqueza de los suelos fértiles que caracterizan a Thal'dor. Desde joven, muestra una conexión innata con la naturaleza y la capacidad de controlar la tierra a su alrededor. Las piedras y minerales responden a su voluntad, formando estructuras rocosas a su paso.

A medida que Terrakoth crece, se convierte en el guardián de los bosques y las tierras cultivables. Su aliento puede nutrir el suelo, acelerando el crecimiento de plantas y flores, y sus garras afiladas pueden desenterrar manantiales de aguas subterráneas. Los elfos agricultores veneran a Terrakoth como el protector de sus cosechas, agradeciéndole por la fertilidad que otorga a la tierra.

A lo largo de las eras, Terrakoth se convierte en un símbolo de la conexión profunda entre los elfos y la tierra que los sustenta. Su morada se encuentra en las cavernas más grandes de Thal'dor, donde los elfos pueden buscar su consejo y bendición. Se dice que la tierra misma susurra sus secretos a Terrakoth, otorgándole conocimientos sobre la flora y la fauna que habitan en los dominios subterráneos.

Aunque no posee la imponente presencia de los grandes dragones, Terrakoth desempeña un papel vital en la ecología de Thal'dor. Su voluntad de preservar la armonía entre los elfos y la tierra asegura que la prosperidad florezca en los campos y los bosques. Los elfos lo veneran en festivales anuales, donde ofrendan frutos de la tierra en agradecimiento por su protección continua.

Terrakoth, con su mirada sabia y sus movimientos gráciles, encarna la esencia misma de la tierra viva. Su presencia tranquilizadora y su compromiso con la preservación de la naturaleza lo convierten en un tesoro invaluable para los elfos de Thal'dor.

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