Capítulo
3: La Prueba del Tiempo y la Distancia
La
separación de Lirion y Alanna marcó el inicio de una fase desafiante en su
relación. Mientras el joven elfo se aventuraba en el mundo exterior, enfrentaba
dificultades que nunca antes había experimentado. Aislado de su pueblo, con el
recuerdo de su amor quemando en su corazón, Lirion decidió dedicar su vida a
explorar el vasto reino de Beldar.
Lirion
vagabundeaba por la tierra, visitando bosques, montañas y ríos, y aprendiendo
de la diversidad de seres y culturas que habitaban en Beldar. A lo largo de sus
viajes, encontró a criaturas mágicas, como los grifos majestuosos que surcaban
los cielos y los guardianes de los antiguos templos escondidos en lo profundo
del bosque. A medida que avanzaba, su conexión con la naturaleza se fortalecía
y su comprensión de la magia se profundizaba.
Sin
embargo, su amor por Alanna nunca menguó. En sus momentos más oscuros y
solitarios, miraba al cielo y suspiraba por su amada. En cada flor que
encontraba y en cada corriente de agua que cruzaba, veía un recordatorio de su
primer encuentro en el bosque.
Alanna,
por su parte, enfrentaba dificultades en la aldea humana donde había crecido.
La noticia de su relación con un elfo se había extendido, y muchos de sus
vecinos la veían con recelo. Aunque algunos eran comprensivos, otros la
tachaban de traidora y bruja.
La
joven humana se había vuelto reservada, enfocada en cuidar de su madre y su
abuela, quienes dependían de ella. Pero no pasaba un día sin que pensara en
Lirion y se preguntara cuándo volvería a verlo. Se refugiaba en la música y el
canto, encontrando consuelo en las melodías que una vez compartió con su amado
elfo.
Los
años pasaron, y a pesar de la distancia y el tiempo, el amor entre Lirion y
Alanna persistía. A través de cartas secretas que se entregaban por
intermediarios de confianza, mantenían viva la chispa de su amor. Se contaban
historias de sus viajes y compartían sus esperanzas de un futuro juntos.
A
medida que su amor resistía la prueba del tiempo y la distancia, también crecía
en profundidad. Habían aprendido a confiar en la fuerza de su amor, incluso
cuando los obstáculos parecían insuperables. En su corazón, sabían que algún
día, algún momento, se reunirían de nuevo.
Las
estaciones cambiaron, los reinos se movieron y las vidas de Lirion y Alanna
continuaron en paralelo. Aunque la sociedad y la cultura de Beldar
evolucionaban, su amor seguía siendo un ancla en un mundo en constante cambio.
Su
historia se convirtió en una leyenda que inspiraba a otros a creer en el poder
del amor verdadero. No importaba cuán lejos estuvieran o cuánto tiempo pasara;
el amor entre Lirion y Alanna resistiría todo. Mientras se enfrentaban a
desafíos inimaginables, su amor demostraría ser la fuerza más poderosa en
Beldar, capaz de trascender todas las barreras.
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