Campaña "El despertar de los Dragones" Capítulo I parte 5

 

Capítulo I "El principio"

Las ruinas de Adler

 

Una voz misteriosa parecía susurrar su nombre, instándola a aventurarse en el espeso bosque cercano. Aunque esta llamada era inaudible para el resto del grupo, Alma no pudo resistir la curiosidad y el impulso de seguir la enigmática voz. Sus compañeros, sintiendo su determinación, la siguieron con una mezcla de preocupación y anticipación.

Guiados por esta voz desconocida, el grupo avanzó a través de la vegetación del bosque, dejando atrás el puente que pronto colapsaría. En medio del follaje, Alma hizo un descubrimiento asombroso: un huevo escamado de dragón, tallado en piedra, pero parecía latir con una vida interior latente. Mientras lo sostenía, una sensación de daño repentino recorrió su brazo, dejando un tatuaje en forma de un feroz dragón rojo. Aunque la marca desapareció al cabo de unos segundos, la conexión entre Alma y el huevo parecía indeleble.

Con una mezcla de asombro y cautela, el demonio decidió tomar el huevo en sus manos. Sin embargo, en un giro inesperado, sus ropajes comenzaron a arder ante el toque del huevo. La visión de las llamas danzando sobre su figura lo llevó a soltar el huevo rápidamente, sus ropas parcialmente consumidas por el fuego antes de que pudiera reaccionar. La experiencia dejó en claro que el huevo tenía una naturaleza poderosa y peligrosa que no podía ser subestimada.

A medida que el grupo reflexionaba sobre estos eventos, quedó claro que habían sido parte de algo único y místico. A pesar de los riesgos y las incógnitas, Alma y sus compañeros habían seguido la llamada del misterioso bosque y habían encontrado un huevo de dragón de piedra que parecía latir con una vida secreta. Los acontecimientos habían dejado una impresión profunda en el grupo, recordándoles que el mundo en el que se aventuraban estaba lleno de maravillas y peligros inesperados, y que sus caminos estaban entrelazados con fuerzas más allá de su comprensión.

Camino a las ruinas, el demonio sin querer rompió un puente que cruzaba unas aguas un poco estancadas y malolientas, con muchos apuros consiguieron cruzar para seguir el camino a las ruinas.

Mientras se dirigían hacia las antiguas ruinas, un giro inesperado de eventos ocurrió cuando, sin quererlo, el demonio provocó la ruptura del puente que atravesaba un cuerpo de agua que emanaba un desagradable olor y mostraba signos de estancamiento. La estructura del puente cedió bajo su peso, creando un momento de tensión y sorpresa para el grupo.

A pesar de este obstáculo inesperado, nuestros aventureros no se dejaron vencer. Con determinación y esfuerzo conjunto, lograron superar los apuros y dificultades que se presentaron ante ellos. Trabajaron juntos, utilizando su ingenio y habilidades para encontrar una solución que les permitiera cruzar el cuerpo de agua y continuar su camino hacia las ruinas.

Finalmente, superaron este desafío imprevisto y continuaron avanzando hacia las ruinas con renovado espíritu. Aunque el incidente del puente había creado un momento de complicación, el grupo demostró su capacidad para adaptarse y superar obstáculos, recordándoles que la fuerza de su unidad y cooperación era su mayor recurso en su búsqueda de descubrimientos y aventuras en las ruinas por delante.

Llegaron a las ruinas de Adler al anochecer, cuando las sombras de la noche comenzaban a envolver el lugar. Con cautela, realizaron una revisión exhaustiva de las ruinas, sus linternas iluminando pasillos oscuros y misteriosos. En medio de esa oscuridad, se toparon con un macabro hallazgo: un esqueleto emergió de las sombras proyectadas en una de las paredes.

Con una precisión asombrosa, Azael empuñó su espada y asestó un golpe certero que hizo que la hoja se hundiera entre las costillas del esqueleto. Un segundo movimiento hábil partió la columna del enemigo, pero su sorpresa fue mayúscula cuando, al cabo de unos instantes, observaron cómo el esqueleto comenzaba a regenerarse ante sus ojos. Con determinación, emplearon piedras para destrozar los huesos del esqueleto, pero la regeneración persistía sin tregua. Finalmente, comprendieron que debían destruir la cabeza para poner fin a esta macabra resurrección.

Después de explorar más a fondo las ruinas, se aventuraron en una sala singular. En su centro se alzaban cuatro columnas imponentes, flanqueadas por tres estatuas misteriosas. Dos esqueletos, custodios de este antiguo recinto, se interpusieron en su camino. Fue Weedman quien, después de enfrentar numerosos desafíos, logró aplacar a uno de los esqueletos con una canción mágica. Mientras tanto, Alma, Gandar y Azael se enzarzaron en una encarnizada batalla contra su oponente, pero no sin antes que Alma resultara herida de gravedad en un feroz golpe.

La tragedia se cernió sobre ellos cuando Azael, en su arrebato de ira al ver a su amiga caer, puso fin al último esqueleto. En ese momento, el misterioso huevo de dragón que habían encontrado anteriormente, y que ya les había protegido de un ataque certero del primer esqueleto, emitió una llamarada que envolvió el cuerpo inerte de Alma, creando un capullo de fuego a su alrededor. Con una tyrfira pudieron revivir a su amiga recién muerta.



Con los dos esqueletos finalmente derrotados, las cuatro columnas en la sala comenzaron a resonar con una energía mágica. Azael, el más versado en lectura de runas, examinó las inscripciones que surgieron en cada columna. Para su sorpresa, los nombres de cada uno de los personajes estaban inscritos: Weedman, Gandar, Azael y Alma. Siguiendo su intuición, los aventureros se colocaron cada uno en su respectiva columna.

Las estatuas, como si hubieran cobrado vida, se movieron, revelando unas escaleras que descendían misteriosamente en las profundidades de las ruinas...

En las catacumbas, los aventureros demostraron su pericia al sortear trampas mortales en su búsqueda incansable.

Los valientes aventureros se enfrentaron a un esqueleto aberrante, una criatura de cuatro brazos que parecía haber surgido de las pesadillas más oscuras. La batalla fue feroz y desafiante, ya que el esqueleto demostró ser un enemigo formidable.

Con cada movimiento coordinado y estrategia que emplearon, los aventureros lucharon incansablemente para derrotar a la abominación. Fue en ese momento crucial que Weedman, con su magia única y melodiosa, desató un hechizo que desequilibró al esqueleto, debilitando su resistencia y dejándolo vulnerable.

Trabajando juntos, los aventureros aprovecharon la oportunidad y redoblaron sus esfuerzos. Con golpes certeros y el poder de la magia, finalmente lograron derrotar al esqueleto de cuatro brazos. Su victoria fue un testimonio de su valentía y habilidades, demostrando que ningún desafío era insuperable para este intrépido grupo de compañeros de aventuras.

Sin embargo, justo cuando cruzaron el umbral de la sala del tesoro, la fatalidad acechó. Diez dardos mortales se lanzaron con precisión letal, impactando directamente en el demonio Azael. En un giro dramático de los acontecimientos, Azael, aún consciente de su inminente destino, hizo un gesto apresurado hacia sus compañeros para advertirles de la amenaza. Trágicamente, Azael sucumbió a las trampas, pero en un acto de valentía y rapidez, alcanzó un frasco de agua que había recogido previamente. Sin vacilar, hizo que el demonio bebiera de él, revirtiendo lo que parecía ser una muerte segura.

Explorando el tesoro que habían descubierto, encontraron una armadura imponente que emanaba un aura de poder, además de una abundante colección de monedas de oro y valiosas gemas que centelleaban en la penumbra de la sala. Cuatro espadas mágicas, con hojas centelleantes y grabados misteriosos, y un arco acompañado de un carcaj lleno de flechas completaban el tesoro, prometiendo a los aventureros no solo riqueza, sino también un poder sin igual.

Los corazones de los aventureros se llenaron de emociones encontradas, ya que celebraron su éxito y la vida de Azael, al tiempo que contemplaban las riquezas y las armas mágicas que habían conquistado en las profundidades de las catacumbas. El camino aún estaba lleno de incertidumbres, pero la fortuna había sonreído a los valientes que se atrevieron a desafiar las trampas mortales en busca de la recompensa final.

No hay comentarios:

Publicar un comentario